14 Feb ¿Quieres saber cuál es el mejor congreso de traducción jurídica del planeta?
Si te dedicas a la traducción y, en particular, a la traducción jurídica, lo que hoy te vamos a contar debería interesarte. No dejes de leer este artículo hasta el final, pues te aguarda una sorpresa.
Puede que la entrada de hoy no le resulte demasiado atractiva al gran número de abogados y juristas que siguen este blog, pues vamos a hablar de un congreso de traducción.
De todas formas, si eres de ese grupo no te preocupes, la semana próxima retomaremos una de tus secciones preferidas: “Diccionario de inglés jurídico” y analizaremos alguno de esos términos y expresiones endiablados que tanto nos hacen sufrir.
The best legal translation conference ever
Hoy queremos hablarte de otra cosa, y es que, hace tan solo unos días tuvimos la suerte de participar en el que, sin ninguna duda (al menos para nosotros), ha sido el mejor congreso de traducción jurídica de todos los tiempos.
Se trata de la segunda edición del Words to Deeds Conference, celebrado en Londres entre los días 2 y 3 de febrero.
No vamos a ofrecer aquí un resumen detallado de todas las ponencias y talleres. Nos llevaría demasiado tiempo y no es el propósito de esta entrada. Además, en el próximo número de La Linterna podrás leer un extenso resumen de todo ello.
Lo que vamos a contarte en esta entrada son nuestras impresiones del congreso y lo más positivo que nos llevamos, por si el año que viene te animas a participar tú también.
El tema de 2018
El año pasado nos lo perdimos por los pelos, pero este año no hemos fallado. Además, la organización tuvo la gentileza de invitarnos a participar en una de las mesas redondas en la que se habló de la superespecialización.
El tema global del congreso fue “el valor de los profesionales de la traducción jurídica” y todas las conferencias giraron en torno al valor que aportamos los que nos dedicamos a este campo y cómo podemos mejorar el servicio que prestamos a nuestros clientes.
No te vamos a sorprender si te decimos que las presentaciones de los ponentes fueron de un altísimo nivel, pero es que las aportaciones del público asistente fueron casi mejores.
Sin duda una de las mayores virtudes de este congreso es la de reunir en un mismo lugar a algunos de los mejores profesionales mundiales de la traducción jurídica. Obviamente, no lo decimos por nosotros, que aún somos unos aprendices, sino por el resto de los presentes.
La posibilidad que te ofrece un congreso como este de conocer en persona a colegas con los que llevas años hablando por medios electrónicos o de tratar con profesionales de otros países y continentes de los que no tenías noticia es algo, sencillamente, impagable.
Por qué asistir a un congreso así
Algunas de las perlas que nos llevamos de este congreso son, por ejemplo, el haber podido conocer en persona a otros traductores de la talla de Carmen Olivetti, traductora pública y representante del Colegio de Traductores Públicos de Buenos Aires (que, además, nos hizo una entrevista para su radio local), o a Andrew Leigh, otro admirado colega, o a Louis Beaudoin, autor de un magnífico diccionario jurídico EN-FR que nos ha sorprendido.
También tuvimos la suerte de debatir sobre traducción con profesores e investigadores de la traducción jurídica, como Gianluca Pontrandolfo, de la universidad de Trieste, o con Elena Alcalde y Sergio Pajares, de la Universidad de Alcalá. Los tres son jóvenes talentos que darán mucho que hablar en los próximos años.
Y qué decir de haber podido compartir ideas con altos responsables de los servicios de traducción de la Unión Europea, como el director de calidad de la traducción o traductores internos de la institución, o con traductores externos del TJUE como Madalena Ferreira, con la que, además, compartimos mesa redonda.
De todos ellos aprendimos muchísimo más de lo que pudimos enseñar en nuestra breve intervención del sábado.
Ya lo hemos señalado antes, pero el hecho poder hablar cara a cara y compartir experiencias con colegas que hacen lo mismo que tú en Argentina, Canadá, los Estados Unidos, Francia o la República Checa es algo que uno no puede hacer todos los días, ni aun teniendo una cuenta premium de Skype.
Fuera de programa
El lugar donde se celebró el congreso merece una nota especial. The Honourable Society of Gray’s Inn es una de las cuatro sociedades en las que todavía se forman los futuros abogados (barristers) británicos. Y allí pasamos un día entero, entre sus paredes de caoba y bajo la atenta supervisión de insignes juristas y antiguos miembros de la sociedad como Francis Bacon, Winston Churchill o Lord Bingham que nos miraban desde sus retratos colgados en las paredes.
Además de las conferencias del programa oficial, los asistentes tuvimos la oportunidad de asistir a varios talleres celebrados en la city, el corazón financiero de Europa, cenar a bordo de un barco sobre las aguas del Támesis y «brunchear» en lo más alto de uno de esos rascacielos que hoy decoran el nuevo perfil londinense.
Pero es que, además, Londres da para mucho. Nosotros, que somos bastante clásicos, aprovechamos uno de nuestros momentos libres para hacerle una nueva visita al Museo Británico. Allí nos deleitamos por unas horas con los frisos del Partenón, las esculturas y bajorrelieves asirios y, como no, con nuestra querida piedra Rosetta.
En resumen
Si te dedicas a la traducción jurídica deberías asistir a este congreso, al menos una vez en la vida.
Para terminar, te recordamos que en unas semanas saldrá el número 16 de La Linterna del Traductor, revista de Asetrad, en la que aparecerá un extenso artículo con información sobre todas las intervenciones. En él estamos trabajando con nuestras queridas Belén Carneiro y Béatrice Pépin.
Ah, y si te interesa saber lo que contamos en nuestra intervención, puedes descargarte la ponencia completa (en inglés), tan solo haz clic aquí.
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