Quiero cambiar de trabajo o sector, ¿qué debo hacer para dedicarme profesionalmente a la traducción?

¿Has pensado alguna vez en dedicarte a la traducción? ¿Te apasionan los idiomas y quieres hacer de ellos tu profesión? Has llegado al sitio adecuado. Tenemos algunas cosas que contarte. Sigue leyendo.

Esta es otra de las preguntas que recibimos casi todas las semanas.

Llevo X años en el sector X, pero quiero cambiar. ¿Cómo puedo dedicarme profesionalmente a la traducción?

Cada vez nos escriben más personas que se dedican a otra cosa y quieren hacer de la traducción su forma de vida.

O personas que, siendo traductores, tienen otra especialidad con la que no están satisfechos y quieren cambiar.

Nunca es tarde, si la dicha es buena.

Tampoco es nada raro. Cada vez es más frecuente cambiar de profesión, al menos una vez, a lo largo de una vida laboral.

Además, entendemos perfectamente a estas personas. Nosotros lo hemos hecho.

La traducción es una profesión maravillosa y en pleno crecimiento. Si nos acompañas, te contaremos una historia personal y algunas otras cosas que te podrán ayudar.

Cómo empezamos nosotros en esto

Ya hemos contado varias veces nuestra historia profesional (y aquí la puedes leer con más detalle: nuestra historia).

Somos dos licenciados en Derecho que un buen día decidieron dedicarse a traducir. ¿Por qué?

En el caso de Ruth, porque lo tenía muy claro y antes de terminar la carrera de Derecho ya sabía lo que quería hacer con su vida. En el caso de Fernando porque después de 12 años trabajando en diferentes sectores sin estar feliz en ninguno de ellos, decidió darle un giro a su carrera.

La decisión no fue fácil. Pero Ruth ya había comenzado a recorrer el camino y tenía una pequeña cartera de clientes. Así que, nos unimos y formamos este equipo.

Sin embargo, los inicios no fueron fáciles. No te vayas a creer.

Comenzamos juntos en el año 2008 (nada más empezar la crisis) y nos pasamos los dos o tres primeros años recibiendo muy pocos encargos y cobrando aún menos.

Trabajamos muchísimo para poner en marcha nuestro negocio, nuestra página web, el blog, haciendo contactos, visitando posibles clientes, pero el trabajo llegaba con cuenta gotas.

También cometimos muchos de los clásicos errores de novatos que todo el mundo comete, a saber:

  • No elegir bien a los clientes.
  • No saber decir que no a ciertos encargos o condiciones de trabajo.
  • Aceptar traducciones con fechas demasiado ajustadas (con fines de semana por medio).
  • No especializarnos desde el principio en la materia que dominábamos (el Derecho).
  • Y un largo etcétera…

Pero, mira, a partir del tercer año, más o menos, y según íbamos aprendiendo el oficio y conociendo mejor el mercado, las cosas empezaron a mejorar. No lo hicieron solas, obviamente. Fue el resultado de aprender de los errores junto con un montón de trabajo, paciencia y especialización.

Este es el coctel que a nosotros nos ha funcionado. Por eso lo recomendamos. Y no solo a nosotros, sabemos que también les ha funcionado (porque nos lo han contado) a muchos de los traductores que más disfrutan de su profesión.

¿Hay futuro en la traducción?

Of course

Cada día son más las personas que se acercan a este mundo desde diferentes profesiones y con diversas experiencias profesionales.

Algunos nos llaman intrusos por no haber estudiado traducción en la universidad. No es el caso de Ruth, que tiene las dos licenciaturas (Traducción y Derecho), pero sí el de Fernando. Pues ¡bienvenidos sean los intrusos!

Mientras el sector de la traducción crece de forma sostenida en los últimos diez años (por encima de dos dígitos anuales, dicen algunos), otros sectores bajan o se resienten.

Esto hace que muchas personas en una etapa de transición se sientan atraídas por esta profesión que, además, es preciosa, dicho sea de paso.

El nuestro es un sector de gran crecimiento. Esto no debería sorprender a nadie, pues es uno de los que más directamente se benefician de la globalización: todo un signo de nuestros tiempos.

Pero, claro, algo que necesitan saber los interesados en dedicarse a esto es, como es lógico, si podrán ganarse bien la vida con esta profesión. No van a dejar otro trabajo o especialidad para meterse en algo peor. Lo que coloquialmente llamamos en España, salir de Guatemala para meterte en Guatepeor (con todos los respetos a Guatemala).

Tenemos una buena noticia para ti: hay mucho trabajo en el sector de la traducción, mucho. Y se necesitan muchos buenos profesionales bien preparados y con un gran conocimiento de la materia que traducen.

Esto no quiere decir que dedicarse a la traducción sea fácil. Ni mucho menos.

Como en cualquier otra profesión cuesta tiempo y esfuerzo hacerse un hueco en este mercado. Si ya has recorrido el camino de la carrera profesional en otro sector sabrás de qué estamos hablando.

También aquí hay competencia, también aquí hay dificultades. Pero no más ni peores que en otros campos.

Sin embargo, y precisamente porque conocemos otros sectores de actividad, nos atrevemos a decir que esta es una de las profesiones más solidarias, más bonitas y con más futuro.

¿Qué debo hacer ahora?

Vale, ya me he decidido: voy a dedicarme a la traducción. Ahora qué hago.

Tendrás que luchar durante algún tiempo para hacerte un nombre y construir una cartera de clientes que confíen en ti. Estas cosas no se hacen de la noche a la mañana.

Desde luego, podrás acortar los tiempos si trabajas duro y te especializas. La receta mágica es sencilla:

  1. Trabajo duro.
  2. Paciencia.
  3. ESPECIALIZACIÓN.

Fácil de decir, pero difícil de hacer, ¿verdad? En esta entrada desarrollamos la idea un poco más: 3 cualidades de los grandes traductores.

Si vienes de otro sector te recomendaríamos que trates de aprovechar tu experiencia. Puede que seas químico, médico o juez. Enhorabuena, tienes la mitad del camino andado: la especialización (si no has leído todavía la entrada que hemos dedicado a la especialización, este es el momento: ¿Debo especializarme si quiero vivir de la traducción?).

Enfócate en la traducción de documentos pertenecientes a tu campo. Tus traducciones serán mucho mejores porque conoces la materia, los tecnicismos y las peculiaridades de ese lenguaje.

Además, claro, tienes que aprender a traducir, que no es algo que venga solo. El mero hecho de saber dos idiomas no te convierte en traductor. Eso sería tanto como afirmar que cualquiera que tenga diez dedos puede ser pianista.

Hay que aprender el oficio. Estudia, haz cursos, acude a congresos de traducción, lee todo lo que puedas sobre traductología.

Y empieza. A caminar se aprende caminando.

No sufras si al principio te cuesta más de lo que pensabas. Todo oficio tiene sus trucos que se van aprendiendo poco a poco. Cuanto más traduzcas, mejor lo harás.

Para terminar, permítenos decirte que, si estás pensando en dedicarte a la traducción jurídica profesional o a la traducción económica y financiera, es posible que podamos ayudarte.

Échale un vistazo a nuestra página de cursos o escríbenos para preguntar cualquier duda en los comentarios.

¡Mucha suerte! Estaremos a tu lado, si nos necesitas.

 

3 Comments
  • Yhicel
    Posted at 15:02h, 29 agosto Responder

    Muchas gracias por el artículo, a mi parecer muy conciso y útil.

  • Nuria
    Posted at 16:04h, 16 marzo Responder

    Hola, yo estoy en esa misma situación. Estudié Derecho, me he dedicado a la asesoría jurídica durante unos años, he trabajado en banca, también en administración y en algunas otras cosas, y, de pronto, gracias a la traducción, me estoy reenamorando de mi carrera. Veo que puedo volver y dedicarme de lleno a ella pero de una manera diferente que hasta ahora no había contemplado (ojalá lo hubiera tenido claro desde el principio, como Ruth).

    Y quería añadir algo en relación al intrusismo, que es una cosa que me toca la fibra sensible. Yo soy una persona curiosa que ha probado suerte en distintos campos profesionales, porque no encontraba nada que me llenara de verdad y, además, en algunos casos, me sentía como pez fuera del agua. Pero ahora veo que la traducción jurídica puede ser lo mío. Tiene todo lo que me gusta, y además mi formación académica está perfectamente orientada a ello. ¿Dónde está el intrusismo entonces? Por supuesto, tendré que formarme en traducción, pero igual que un traductor titulado tendrá que formarse en Derecho. ¿Por qué soy yo más intrusa que él? A mi modo de ver, un licenciado en Derecho (ahora graduado) estaría incluso en mejor situación para dedicarse a este oficio. ¿No es más necesario entender el sistema legal en ambas lenguas que saber mucho de traductología pero perderse con los términos legales y la forma de redactar en este campo? ¿Qué opináis vosotros?

    Perdón por el testamento. Y gracias por vuestro trabajo y por los ánimos que transmitís. En cuanto pueda, me apunto a vuestros cursos, que ya los tengo fichados. 🙂 Un saludo.

    • Traducción Jurídica
      Posted at 16:42h, 21 marzo Responder

      Hola, Nuria. Muchas gracias por tu testimonio. Dicen que “nunca es tarde si la dicha es buena” 🙂

      Y, sobre el intrusismo, nosotros pensamos que eso solo existe en profesiones reguladas como la abogacía, la medicina o la arquitectura. No en traducción, desde luego.

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