10 Jul El problema no es la IA
Hay mucha controversia en torno a la Inteligencia Artificial. Algunos piensan que es la causa de la pérdida de trabajos y la bajada de tarifas. Pero no es así. Te lo contamos aquí.
It’s the economy, stup$#.
Con esta frase (y la palabrota) ganó unas elecciones Bill Clinton.
El aspirante demócrata centró su campaña en el verdadero problema de los votantes.
Y con ese mensaje tan claro consiguió llegar a la presidencia.
Indignación injustificada
No pretendemos insultar a nadie, faltaría más, pues se trata de un problema muy complejo y con bastantes matices. Pero últimamente vemos mucha indignación entre algunos colegas que consideramos totalmente injustificada.
Por lo que sea, no están teniendo demasiado trabajo y centran sus iras en la Inteligencia Artificial (IA), a la que ven como el origen de todos los males. Algunas asociaciones, como la francesa, lanzan comunicados en contra de la IA. Otros recogen firmas para impedir que se enseñe posedición en las universidades.
Pero el problema no es la IA. Una vez más, el problema es el dinero. Las agencias y empresas para las que trabajan los traductores que más están sufriendo se han lanzado en brazos de la IA en un (nuevo) intento de resolver otros problemas.
Hace veinte años hicieron lo mismo abrazando esa tecnología llamada “memorias de traducción“, ¿te suena? En ese momento se llegó a decir que ya no necesitarían traductores. Luego llegó la traducción automática (TA) y ocurrió lo mismo. Ahora estamos en la era de la IA, pero seguimos en idéntica situación. No ha cambiado nada.
El problema real
El verdadero problema de estas agencias de traducción para las que trabajan muchos colegas es el dinero. Por lo general, son empresas muy grandes que están sometidas a una presión de precios enorme:
- Les presionan sus clientes para poder abaratar sus propios costes de traducción.
- Les presionan sus accionistas para que den más beneficios.
- Y les presionan sus competidores usando cualquier nueva tecnología que promete reducir costes haciéndolos más “competitivos”.
El uso masivo de la TA y ahora la IA por parte de estas empresas se debe tan solo a esa presión de precios que sufren y a un intento desesperado por reducir sus costes internos. Lo hacen de muchas formas. Entre otras, trasladando esa misma presión al eslabón más débil de la cadena que son sus proveedores, los traductores freelance.
Pero desengáñate, la situación no va a cambiar por mucho comunicado o recogida de firmas que hagamos. Posiblemente se agudice. Y no va a cambiar (vuelve a desengañarte), porque ni a esas empresas ni a sus clientes les importa mucho la calidad de la traducción, sino el beneficio de sus operaciones.
Por otro lado, están en su derecho de actuar así. Es su negocio. Nosotros no somos quiénes para decirles nada. Sin embargo, está bien que entendamos que el problema no es la IA, sino el dinero… y por eso son cada vez peores clientes.
Hay otras opciones
Siempre ha habido malos clientes y siempre los habrá. Las empresas muy grandes y las instituciones públicas o los organismos internacionales suelen ser malos clientes para los proveedores pequeños. Tienen demasiado poder de negociación y lo utilizan.
Pensamos que no hay nada de malo en trabajar para ese tipo de clientes durante un tiempo al inicio de tu carrera, sobre todo para ganar experiencia. El problema es quedarse atascado en los clientes malos y no saber cómo salir de ahí.
Por suerte hay clientes mejores en el mercado (que es mucho más amplio de lo que tal vez piensas). De hecho, hay muchos, muchísimos buenos clientes. Pero hay que buscarlos mirando debajo de las piedras.
Algo más que debes saber (quizá ya lo sepas) es que los buenos clientes, los que sí valoran la calidad, el trato humano, la pericia del traductor y que pagan buenas tarifas no van a ir a buscarte.
Discutiendo con otros colegas en foros de internet o firmando peticiones en línea no se consiguen buenos clientes. Especializándonos mucho en campos de gran demanda y saliendo a buscarlos activamente sí.
Cómo es nuestro negocio
En una próxima entrada te contaremos quiénes son nuestros clientes. También te hablaremos de cuánto ganamos con ellos, de nuestros ingresos, incluso de nuestros márgenes. Para que veas que no somos unos teóricos y que no hablamos de oídas. Vivimos lo que predicamos y no engañamos a nadie.
Tampoco somos unos recién llegados a la profesión que venden algo que ellos todavía no han conseguido. Esos son vendedores de humo. Pero lo haremos en otra entrada, dentro de poco.
Si quieres especializarte en algunos de los campos que más se traducen te sugerimos que les eches un vistazo a estos programas de formación en línea para traductores.
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