
30 Mar Si sabes esto, no volverás a quejarte de las tarifas (de traducción)
¿Has escuchado alguna vez que las tarifas de traducción son muy bajas? ¿Sabes por qué muchos traductores se quejan de sus tarifas? Te lo contamos en esta entrada. Échale un vistazo y no tendrás que hacerlo tú también.
Lo de conseguir clientes de traducción es algo que no te enseñan en la universidad.
Y, claro, sales al mercado sin tener ni idea de cómo convertir todo lo que has aprendido (tu conocimiento) en dinero.
El conocimiento solo se transforma en dinero si tienes clientes.
Es verdad que conseguir clientes es la parte más difícil de todo negocio (también del nuestro). Y conseguir buenos clientes que te paguen buenas tarifas cuesta más todavía.
A todos nos ha costado mucho. También a nosotros, sobre todo, al principio.
Si, además, no sabes cómo funciona el mercado, tienes todas las papeletas para sufrir y frustrarte.
Pensamos que hay dos razones fundamentales por las que tantos traductores se quejan de sus tarifas. Ahí van.
#1 Desconocimiento del mercado
La razón principal por la que muchos traductores, intérpretes, profesores de idiomas y otros profesionales freelance se quejan de las tarifas (que les ofrecen) es porque no saben muy bien cómo funciona el mercado. Y ese desconocimiento es una de las principales causas de que reciban trabajos con tarifas muy bajas.
El mercado de traducción, y casi cualquier mercado, funciona en base a estas premisas:
PREMISA n. º 1: si eres empresario/a o profesional freelance las tarifas las pones tú.
No es el cliente o el posible cliente quien debe decidir “tus” tarifas. Eres Tú. Parece muy obvio, pero cada día encontramos a más personas en nuestra profesión que no lo tienen del todo claro.
Si eres tú quien fija tus tarifas y esas tarifas son bajas, la responsabilidad será tuya, ¿no?
Pero es que en mi mercado, es que en mi país, es que en mi sector, es que…. [añade aquí lo que quieras]
Sí, sí, ya sabemos que hay muchos “esques” y que siempre es muy sencillo encontrar uno. Pero también en tu mercado, en tu país y en tu sector hay traductores, intérpretes y profesores que cobran mucho más. ¿A que sí?
PREMISA n. º 2: el cliente no decide los precios (salvo que tú le dejes), pero está en su derecho de intentar negociarlos.
Y, como es lógico, tratará de obtener siempre el mejor precio posible. No se lo podemos recriminar. Es lo mismo que hacemos todos cuando buscamos un hotel, un viaje o una cafetera.
El cliente está en su derecho de tratar de pagar lo menos posible y tú en el tuyo de tratar de cobrar lo más posible. Además, una vez que hayáis acordado el precio, el cliente no se lo va a subir a sí mismo al cabo de un tiempo para que tú cobres más.
Esto nos decía hace poco un suscriptor de YouTube con toda su buena intención:
Las agencias (cliente) nunca van a querer subir las tarifas que pagan a los traductores (proveedor), eso es de una lógica aplastante. Ningún cliente se sube a sí mismo los precios de lo que compra. Por eso, es responsabilidad del proveedor subir sus tarifas, no esperar a que el cliente las suba. Por otro lado, ningún proveedor dobla o triplica sus tarifas de un año a otro. Lo normal es subirlas un 2, 3, 5, 7 % o cifras similares de año en año (dependiendo de la inflación y otros factores).
CONCLUSIÓN: podéis llegar a un acuerdo sobre el precio si, y solo si, a las dos partes os interesa.
Si tú pones el precio y lo presentas por adelantado (que es lo que debes hacer), el posible cliente puede hacerte una contraoferta que a ti puede interesarte o no. En caso afirmativo tratarás de llegar a un acuerdo.
Y, si no hay acuerdo, no pasa nada. A otra cosa mariposa. NEXT, como dicen los gringos. Pero sin ofenderse, que ya somos mayores.
Pues bien, esto es así desde hace milenios. En todos los mercados y en todas las épocas. En todos los países, continentes y planetas. No lo hemos inventado nosotros. Conocer cómo funciona el mercado y adaptarte a él puede ayudarte una barbaridad.
#2 Cero acciones de marketing
Con bastante frecuencia tenemos sesiones de mentoría (individual y de grupo) con nuestros alumnos y con los miembros del Club de los Grandes Traductores. Cuando sale el tema de las tarifas solemos hacer algunas preguntas a la persona en cuestión y esta suele ser la conversación:
– ¿Cuánto tiempo dedicas cada mes a conseguir clientes?
– Pues, déjame pensar, poco o muy poco,… bueno, en realidad nada.
– Ya, y los clientes que ahora tienes ¿cómo los has conseguido?
– Bueno, me han ido llegando, no he buscado mucho, la verdad, lo que me ha ido saliendo…
¿Te suena? Seguro que sí, es algo muy frecuente.
La mayoría de los traductores dedican entre nada y muy poco tiempo cada mes a buscar clientes. Que les llegue alguno es casi un milagro, pero que les lleguen buenos es absolutamente imposible.
Cuando no haces nada o casi nada de forma proactiva por salir al mercado y buscar los clientes que a ti te interesan, lo que vas a conseguir, con suerte, es caer en el mercado masivo de las tarifas bajas. Donde están la mayoría de los clientes y de los proveedores que tanto se quejan.
Hay otra forma
Si eres un traductor freelance (con algo de experiencia) y todavía te quejas de las tarifas (que te ofrecen) es posible que haya cosas que no sepas o que estés haciendo mal.
Y no pasa nada, nadie nace sabiendo. Nosotros también lo hicimos mal durante algún tiempo, hasta que descubrimos cuál era nuestra posición en el mercado y aprendimos a buscar clientes de valor (los que son más difíciles de encontrar, claro). Y, oye, hoy nadie, pero nadie, nos ofrece esas tarifas que tanto indignan a algunos profesionales.
Sería muy largo de contar y habría mucho más que decir al respecto, pero por hoy vamos a dejarlo aquí.
Si eres un profesional consolidado, seguro que lo de arriba ya lo sabías y no te quejas de las tarifas en redes sociales.
En caso contrario, esperamos que te haya servido de algo.
Hemos escrito un libro donde ampliamos todo esto y te damos ejemplos y estrategias para que no tengas que quejarte más sobre las tarifas. Se llama Cómo vivir (muy bien) de la traducción. Lo que no aprendes en la universidad. Solo se vende en Amazon.

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